Por Vanesa Flores del espacio de Derechos
Humanos de Patria Grande.
El 19 de diciembre pasado, el gobernador Daniel Scioli
lanzó el “Operativo sol” con un total de 12.000 policías para la costa
atlántica. Esto es un 50 por ciento más que lo destinado la temporada anterior.
Al operativo se sumaron áreas de Infantería, Caballería, Narcotráfico,
Investigaciones y Seguridad Vial, los grupos Halcón y GAD.
El Operativo Sol es el mayor de la historia de la
provincia, cuenta con 8.020 policías para tareas preventivas, 700 móviles, más
de 2100 guardavidas, 78 puestos de control, 47 puestos de control motorizados,
25 puestos de control de destacamentos móviles y 185 motocicletas, cuatriciclos
y vehículos todo terreno. A lo que se agregan 4 helicópteros, 100 patrullas y 2
centros de operaciones tácticas. Su distribuyen exclusivamente sobre los
circuitos turísticos, saturándolos en forma inútil de presencial policial. No
es seguridad lo que busca el ejecutivo provincial sino hacer campaña armada. La
ola es represiva y el operativo no viene solo. La mano dura, el gatillo fácil y
la criminalización a la pobreza y la juventud vienen acompañándolo.
Ese 19 de diciembre el anuncio de “vacaciones seguras”
fue acompañado de un hecho que para muchos jóvenes fue el mensaje de que ellos
no van a tener vacaciones seguras: un chico de un barrio periférico perdió su
vida por disparos de un policía de civil en el centro de la ciudad.
El joven asesinado tenía 17 años y su hermano de 15
resultó herido. Un policía de civil disparó contra ellos sin mediar palabra. Un
hecho, como siempre, que se dice confuso. La versión policial habla de un
supuesto robo y la de la familia de los jóvenes que iban a la playa. Un arma
apareció después cerca de la escena del homicidio pero descargada y unas
cuantas vainas del arma que llevaba el policía. Después de este hecho hubo algo
que, por si quedan dudas, lo aclara un poco: el joven herido y su familia
fueron hostigados y amenazados para que no continúen denunciando lo que sucedió
con el joven asesinado. En lo que va del 2015 otro joven murió por una bala
policial, en un supuesto intento de robo. Podría pensarse a estos hechos como
aislados, que suceden al azar, pero como dice Eugenio Raúl Zaffaroni se trata
de un genocidio por goteo, y a veces las gotas se forman más rápido. Durante el
2014 hubo 6 jóvenes que murieron bajos balas policiales, muchos estos andaban
de civil, gracias al estado policial permanente que muchos defienden.
¿Más policías es más seguridad?
El presupuesto para este mega operativo es de casi
$15.000 millones. Mientras que un docente percibe un salario promedio de $5.000
y lo destinado a los 78 hospitales que forman parte del sistema de salud
provincial es de $5.000 millones. Se evidencia así que la principal política de
la Provincia es en materia de seguridad, y que su forma es violenta y
represiva. También es selectiva, respecto de su disposición territorial,
respecto de quienes cuida y quienes reprime, pero que para nada disminuye los
hechos de violencias o conflictos sociales.
En la ciudad los trabajadores y trabajadoras son los
principales destinatarios de los hechos delictivos, porque quedan más
vulnerables y expuestos ante la ineficiencia del Sistema de Seguridad Pública
actual, mientras que las clases altas pueden pagarse la seguridad privada o ir
a vivir a un country. Así, la seguridad dejó de ser un derecho para pasar a ser
un servicio, al cual sólo puede acceder quien pueda pagar por él.
La Policía Bonaerense ha dejado las tareas de prevención,
para convertirse, por delegación política, en la administradora de los grandes
negocios delictivos. Esta Policía se autogobierna y para garantizar sus
negocios debe disciplinar a jóvenes o generar pactos que les permitan gestionar
la criminalidad.
El poder político es cómplice de esta situación porque
ante casos resonantes, busca cooptar votos prometiendo más policías en las
calles y dando discursos de mano dura que finalizan con restricción de
derechos.
Los medios masivos de comunicación inyectan en cada
noticia delictiva, odio y miedo en la sociedad, construyendo mayor desconfianza
entre pares y generando más espacios para la violencia.
En definitiva, parece razonable evocar, aquel capítulo de
los Simpsons, en el cual entra un oso a Springfield. Una turba iracunda,
inmediatamente se dirige a las puertas de la alcaldía a pedir seguridad por la
invasión de osos. Acto seguido, el alcalde Diamante monta la patrulla
anti-osos. En unas de escenas
posteriores, Homero y Lisa conversan:
-Homero (H): Ningún solo oso a la vista, la patrulla anti
osos funciona de maravillas.
- Lisa (L): Eso es autocomplacencia papá.
- H: Gracias nena.
- L: Según tu lógica puedo alejar a los tigres con esta
piedra.
- H: ¿Y cómo funciona?
-L: No funciona. Es una piedra inútil pero no veo ningún
oso por aquí ¿Y tú?
-H: Lisa, quiero comprarte tu piedra.
Desde Patria Grande consideramos que la mejor política a
implementar en este contexto es acercar, construir y expandir la justicia
social a las barriadas populares de la ciudad. No nos creemos la mentira de que
hay que comprar piedras.
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