El
problema habitacional en la ciudad de Mar del Plata no es novedad; la
vulneración del derecho a una vivienda y hábitat digno, consagrado constitucionalmente,
se ha convertido en una constante. Producto del gran crecimiento demográfico y
de, entre otras cosas, falta de planificación y de políticas públicas serias,
gran parte de los sectores populares se encuentran viviendo en las periferias
la ciudad en condiciones muy precarias, excluidos y excluidas de la “ciudad” a
la que también pertenecen.
El
barrio Villa Evita de la ciudad de Mar del Plata no es la excepción. Una villa que
en la cual viven más de 400 familias, está asentada sobre terrenos del
ferrocarril, fiscales y privados, en condiciones intolerables para cualquier
persona, desde hace ya mucho tiempo se encuentra luchando por la urbanización
de su barrio y por una vida más digna.
En
el año 2010, el Concejo Deliberante sancionó mediante la ordenanza Nº 19.994 la
creación del “Programa de urbanización,
regularización Dominal, Mejoramiento Habitacional y Desarrollo Social del
asentamiento denominado Villa Evita” que no hace falta decir, fue letra
muerta apenas ser sancionada.
Luego
de casi 5 años de olvido por parte del Estado Municipal, y en una coyuntura en
la cual el Gobierno Nacional se anunciaba “La Urbanización de 100 villas” en
todo el país, a través del programa “PADRE CARLOS MUGICA” y entre ellas “Villa
Evita”, es que deciden (sobre tablas y luego de una sesión por demás extensa)
sancionar una nueva ordenanza. Es así que el jueves 23 de octubre de 2014
sancionan la ordenanza que crea la “Mesa de Gestión y Planeamiento
Multidisciplinaria y Participativa para la Urbanización de Villa Evita” para el
diagnóstico, propuesta, planificación y seguimiento de la ejecución de las
políticas sociales habitacionales, teniendo como tarea principal diseñar los
lineamientos generales de un programa integral de urbanización y transformación
definitiva del barrio.
Esta
mesa, conformada por autoridades municipales de OSSE, ENVIAL y Desarrollo Social,
Concejales de diversos bloques, la escuela Nº19, el Colegio de Técnicos, la
UNMDP, el programa Atajo, diversas
organizaciones sociales y fundamentalmente los propios vecinos y vecinas,
empezó a funcionar gracias a la organización y presión ejercida por los propios
damnificados, tratando de ir poniendo en marcha los mecanismos y esfuerzos
necesarios para lograr el tan ansiado objetivo.
Desde
Patria Grande, más allá de nuestro trabajo diario en el territorio impulsando
la organización y creando espacios de construcción de poder popular a partir
del funcionamiento de la Asamblea y el programa de radio “El Pueblo se hace
escuchar”, venimos acompañando a los vecinos y vecinas, a partir de la
conformación de un equipo técnico, mediante el cual formamos parte de esta Mesa
Ejecutora, tratando de llevar la voz de la organización, impulsando todas sus
iniciativas y propuestas.
Es muy grande
el desafío que hoy tenemos por delante. Entendiendo siempre a la vivienda como
un derecho y no como un negocio, y a la ciudad como un producto histórico
social resultante de intereses y valores sociales en pugna, tenemos en claro
que esta lucha por la urbanización, que hace tiempo comenzamos y hoy tenemos la
posibilidad de concretar en pos de una vida más digna y más equitativa, no será
posible sin la participación popular y la organización de los vecinos y vecinas
de Villa Evita.
Además
de la importancia en la participación, también consideramos que deben ser los
vecinos y vecinas organizados en cooperativas populares de trabajo las que
realicen el trabajo de levantar nuevamente el barrio, para que no quede en
manos de empresas constructoras, que con la complicidad del Estado realizan
grandes negocios en perjuicio del pueblo.
Desde
patria grande entendemos que, la única herramienta capaz de transformar nuestra
ciudad es la “organización popular”. Concebimos el “derecho a la ciudad, y la urbanización”
como un todo integral, no solo la tierra y la vivienda, sino también los
servicios, la educación, la infraestructura, la recreación, el transporte, el
trabajo, el medio ambiente, la cultura, etc., porque aspiramos a construir
“hogares” no casas, no conjuntos habitacionales sino barrios con espacios
colectivos donde fomentar la organización popular.