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miércoles, 24 de septiembre de 2014

8 años de cultura popular

8 años del Centro Cultural América Libre!

El 24 de septiembre de 2006, un domingo soleado en la ciudad, más de 50 personas nos encontramos en la Plaza Rocha esperando con ansias el momento de ingresar a ese lugar que el Estado había abandonado por más de 9 años en San Martín y 20 de septiembre.
Pensar en el primer año del Centro Cultural nos da una mejor idea de cómo se construyó, para poder así interpretar mejor el presente. Aquel primer año fue realmente intenso, tanto por la masividad que rodeó al proyecto como por las organizaciones sociales, culturales, de artistas e intelectuales que apoyaron la incipiente lucha. Ese primer año estuvo impregnado por el debate y la construcción de valores que en la sociedad se nos presentan promovidos por la lógica del mercado pero que buscábamos reconfigurar, principalmente a aquellos que hacen a la experiencia colectiva: solidaridad, compañerismo, amistad, decisiones conjuntas.
Ningún tema quedó excluido: arte y política, educación, trabajo, vínculos, propiedad privada, función del Estado, rol de las organizaciones sociales y culturales, y por supuesto, nosotros mismos como sujetos de ese cambio al que queríamos aportar. 
Así, el debate giraba en torno a la cultura como herramienta de transformación social y el rol que le cabía al Centro Cultural América Libre en esa transformación.
Para que la práctica fuera coherente con el pensamiento, el otro gran tema fue el del tipo de organización que le daríamos al Centro Cultural. Para ello era necesario responder a ciertos interrogantes ¿cómo prefigurar la sociedad que queremos para el futuro? ¿Cómo construir esas nuevas prácticas? 
Las primeras respuestas delinearon los principios básicos sobre los que se asentaría la construcción: libertad, autonomía y autogestión. Libre para quien quiera participar de su construcción; autónomo porque su horizonte político se construiría entre todos y todas; y autogestionado porque sus militantes deciden colectivamente cómo organizarse y cómo financiarse.
Nuestro primer objetivo fue abrir un espacio para la cultura y el arte popular, que hoy es una realidad tangible, consolidada y reconocida en nuestra ciudad porque en este transitar hemos sido consecuentes con nuestros principios y hemos demostrado que es posible, no sólo cuestionar valores y estructuras simbólicas de la cultura dominante, sino también es factible abrir espacios a través de los cuales se plasma la construcción de una cultura que tiene como centro a las personas, su conciencia, sus sueños y sus vínculos.
Desde nuestros comienzos entendimos que el teatro era una de las herramientas más genuinas para invitar a la reflexión. Por eso, la trayectoria fuertemente ligada al teatro se inicia desde el momento mismo en que el "América Libre" abre sus puertas. La inauguración del 2006 es acompañada por el monólogo “El Hincha de Racing” de Norman Briski, una producción del Centro Cultural El Séptimo Fuego. En la actualidad, no sólo se dictan varios talleres, sino que también se producen obras de distinto tipo, algunas breves intervenciones callejeras, otras específicas para Teatro por la Identidad y abundan aquellas que se ponen en escena en el propio teatro.
Por otro lado, las artes plásticas se hicieron visibles en los varios Encuentros Nacionales de Arte Callejero y Muralismo y en la Galería de Arte que periódicamente exhibe las producciones artísticas, tanto de quienes lo solicitan como aquellas que acompañan distintas actividades.
La educación también tuvo un lugar destacado y, su máxima expresión, fue el Bachillerato Popular América Libre, una enriquecedora experiencia que culminó a los 5 años. Profundos debates atravesaron su trayectoria y las temáticas fueron de lo más variadas: educación popular, relación con el Estado, sindicalización, planes de estudio, entre otros.
Durante el 2006 el horizonte político estaba en construcción y contenido en los márgenes del Centro Cultural, que año tras año se fue abriendo y con debates en marcha, fue delineando su trayectoria en estos ocho años a la luz de un principio básico: la unidad con otras organizaciones político-sociales por el logro de la transformación social. 
Es así que, el Centro Cultural integró la COMPA (Coordinadora de Organizaciones y Movimientos Populares de Argentina) una experiencia de coordinación y proyección política para la nueva izquierda independiente. Además, impulsó y apostó a la construcción del ENECA (Encuentro Nacional de Espacios Culturales Autónomos) herramienta de transformación cultural que, a la fecha, avanza en su proyección político-cultural.
Un párrafo particular merece la mención de la activa participación del Centro Cultural América Libre en la lucha por una vivienda y vida digna iniciada por los Sin Techo en el año el año 2008, lucha que en el 2009 gestó una Red de Apoyo a las familias organizadas en torno a la lucha por la vivienda. Esa lucha fue central en la historia política de Mar del Plata porque no sólo culminó con la victoria al obtener 56 viviendas, si no también consolidó una nueva organización social –Los Sin Techo-, a la vez que amplió la lucha por la vivienda a más familias, desembocando en la construcción de un espacio de unidad entre las organizaciones involucradas en aquellas luchas.
Esta participación fue bisagra en la historia del Centro Cultural. Desde ese entonces el debate acerca del papel político del centro cultural desembocó en la decisión de dar un salto cualitativo: el pasaje de un espacio de articulación, a la conformación de un movimiento social y político. Así, nace el Movimiento 15 de enero, de reconocida trayectoria en nuestra ciudad, cuya agenda se expresa en la “Caravana por la Recuperación de la Tierra y la Vivienda Digna” que sale a la calle anualmente el día 15 de enero y, a la cual, se suma la lucha por Trabajo Digno.
Analizar la problemática de la vivienda conduce, inevitablemente, a detener la mirada sobre las modalidades y los insumos utilizados en la edificación de la misma. A poco andar se descubre que detrás de la difundida y ansiada casa de ladrillo, cal y cemento, se oculta una trama de intereses empresariales y financieros ligados al mercado que invisibiliza cualquier opción alternativa como lo es, por ejemplo, la bioconstrucción: un cambio total de paradigma cultural en materia de construcción que incorpora aspectos ecológicos y el bien común, a la vez que propone la construcción responsable con técnicas apropiadas y materiales naturales: tierra, paja, madera, entre otros. Recuperando este saber popular –y ancestral-, en un contexto de cuestionamiento al modelo único de vivienda que el sistema nos impone, es que el América Libre toma la posta y el desafío de incidir y promover un cambio cultural al respecto. Para llevar adelante esta política, entre otras iniciativas, se decide construir con la técnica de quincha (madera, barro, paja y ladrillos pet), en jornadas de trabajo colectivo y abierto a la comunidad, las dos paredes del Centro Cultural que asoman por la calle 20 de septiembre.
La convicción de que acabar con la dependencia económica de nuestro país, con las desigualdades y las injusticias que sufre nuestro pueblo dentro del sistema capitalista sólo será posible con la unificación del campo popular y con la acción en todos los frentes, entre ellos, el cultural, generó un nuevo compromiso político y expandió el horizonte. A partir de un proceso de nutridos y enriquecedores debates, decidimos, a finales de 2013, participar de la fundación del Movimiento Popular PATRIA GRANDE. Una nueva organización nacional, identificada con las tradiciones latinoamericanas, de luchas por la liberación popular, que impulsa la unidad de la izquierda popular cuyo horizonte es la construcción del poder del pueblo hacia el socialismo del Siglo XXI. Con esta visión de amplitud popular es que orientamos nuestras actividades. 
Además del teatro, la educación y las artes plásticas, otras expresiones culturales tienen lugar en el Centro Cultural. La Milonga del Pueblo por ejemplo, que nació al calor de aquel primer entusiasmo, cumple sus 8 años el próximo diciembre; la peña Levantando Polvareda, sintetiza las expresiones genuinas de nuestra música y danzas populares; el grupo de danzas “La Kosteki” nos representa en el ciclo de Danza por la Identidad; actividades circenses también de larga data y cuyos primeros intérpretes fueron quienes aportaron sus ganas para acondicionar el lugar que hoy sigue llamándose “El Palomar”, un espacio de 100 metros cuadrados que a fuerza de abandono se había convertido en un gran nido y cementerio de palomas. Esa gigante tarea de recuperación se fue completando, tiempo después, con el piso de cerámicos que aportó FasinPat, una de las primeras experiencias de fábricas recuperadas, gestionada por sus trabajadores. Más acá, en el 2013, llegó el tiempo de recambio del techo, cientos de metros que las granizadas de ese año terminaron de destruir. 
Todas estas iniciativas, que demandaban gran esfuerzo, mucho tiempo y bastante dinero, se hicieron realidad porque en ellas se materializaron los principios de solidaridad, trabajo colectivo, compañerismo, autogestión, valores que expresan nuestra propuesta cultural, alternativa al modelo dominante basado fundamentalmente en la lógica de mercado y el individualismo. Estas iniciativas fueron factibles, porque mucha gente que comparte y se identifica con nuestra propuesta, visibiliza que una cultura popular centrada en el ser humano y no en el consumo es posible y, esta convicción la impulsa a participar en las actividades y a comprometerse con el Centro Cultural América Libre .
En síntesis, durante el primer año del Centro Cultural América Libre sentamos las bases y fortalecimos la convicción del rol central que le cabía en nuestra ciudad; hoy, el desafío es aún mayor. Apostamos y luchamos por la transformación social con iniciativas de carácter local, regional y nacional. Proponemos y trabajamos en pos de la construcción de un país afianzado en los principios de justicia social, soberanía popular e independencia nacional. Hace ya 8 años que trabajamos en eso, la tarea está asumida pero el compromiso y el desafío necesariamente es colectivo.
Larga vida al América Libre!




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