8 años del
Centro Cultural América Libre!
El 24 de
septiembre de 2006, un domingo soleado en la ciudad, más de 50 personas nos
encontramos en la Plaza Rocha esperando con ansias el momento de ingresar a ese
lugar que el Estado había abandonado por más de 9 años en San Martín y 20 de
septiembre.
Pensar en el
primer año del Centro Cultural nos da una mejor idea de cómo se construyó,
para poder así interpretar mejor el presente. Aquel primer año fue realmente
intenso, tanto por la masividad que rodeó al proyecto como por las
organizaciones sociales, culturales, de artistas e intelectuales que apoyaron
la incipiente lucha. Ese primer año estuvo impregnado por el debate y la
construcción de valores que en la sociedad se nos presentan promovidos por la
lógica del mercado pero que buscábamos reconfigurar, principalmente a aquellos
que hacen a la experiencia colectiva: solidaridad, compañerismo, amistad,
decisiones conjuntas.
Ningún tema
quedó excluido: arte y política, educación, trabajo, vínculos, propiedad privada,
función del Estado, rol de las organizaciones sociales y culturales, y por
supuesto, nosotros mismos como sujetos de ese cambio al que queríamos
aportar.
Así, el debate
giraba en torno a la cultura como herramienta de transformación social y el rol
que le cabía al Centro Cultural América Libre en esa transformación.
Para que la
práctica fuera coherente con el pensamiento, el otro gran tema fue el del tipo
de organización que le daríamos al Centro Cultural. Para ello era necesario
responder a ciertos interrogantes ¿cómo prefigurar la sociedad que queremos
para el futuro? ¿Cómo construir esas nuevas prácticas?
Las primeras
respuestas delinearon los principios básicos sobre los que se asentaría la
construcción: libertad, autonomía y autogestión. Libre para quien
quiera participar de su construcción; autónomo porque su horizonte
político se construiría entre todos y todas; y autogestionado porque sus
militantes deciden colectivamente cómo organizarse y cómo financiarse.
Nuestro primer
objetivo fue abrir un espacio para la cultura y el arte popular, que hoy es una
realidad tangible, consolidada y reconocida en nuestra ciudad porque en este
transitar hemos sido consecuentes con nuestros principios y hemos demostrado
que es posible, no sólo cuestionar valores y estructuras simbólicas de la
cultura dominante, sino también es factible abrir espacios a través de los
cuales se plasma la construcción de una cultura que tiene como centro a las
personas, su conciencia, sus sueños y sus vínculos.
Desde nuestros
comienzos entendimos que el teatro
era una de las herramientas más genuinas para invitar a la reflexión. Por eso,
la trayectoria fuertemente ligada al teatro se inicia desde el momento mismo en
que el "América Libre" abre sus puertas. La inauguración del 2006 es acompañada
por el monólogo “El Hincha de Racing” de Norman Briski, una producción del
Centro Cultural El Séptimo Fuego. En la actualidad, no sólo se dictan varios
talleres, sino que también se producen obras de distinto tipo, algunas breves
intervenciones callejeras, otras específicas para Teatro por la Identidad y
abundan aquellas que se ponen en escena en el propio teatro.
Por otro lado, las artes plásticas se hicieron
visibles en los varios Encuentros Nacionales de Arte Callejero y Muralismo y en
la Galería de Arte que periódicamente exhibe las producciones artísticas, tanto
de quienes lo solicitan como aquellas que acompañan distintas actividades.
La educación también
tuvo un lugar destacado y, su máxima expresión, fue el Bachillerato Popular
América Libre, una enriquecedora experiencia que culminó a los 5 años.
Profundos debates atravesaron su trayectoria y las temáticas fueron de lo más
variadas: educación popular, relación con el Estado, sindicalización, planes de
estudio, entre otros.
Durante el 2006 el horizonte político estaba en
construcción y contenido en los márgenes del Centro Cultural, que año tras año
se fue abriendo y con debates en marcha, fue delineando su trayectoria en estos
ocho años a la luz de un principio básico: la unidad con otras organizaciones
político-sociales por el logro de la transformación social.
Es así que, el Centro Cultural integró la COMPA
(Coordinadora de Organizaciones y Movimientos Populares de Argentina) una
experiencia de coordinación y proyección política para la nueva izquierda
independiente. Además, impulsó y apostó a la construcción del ENECA (Encuentro
Nacional de Espacios Culturales Autónomos) herramienta de transformación
cultural que, a la fecha, avanza en su proyección político-cultural.
Un párrafo particular merece la mención de la activa
participación del Centro Cultural América Libre en la lucha por una vivienda y
vida digna iniciada por los Sin Techo en el año el año 2008, lucha que en el
2009 gestó una Red de Apoyo a las familias organizadas en torno a la lucha por
la vivienda. Esa lucha fue central en la historia política de Mar del Plata
porque no sólo culminó con la victoria al obtener 56 viviendas, si no también
consolidó una nueva organización social –Los Sin Techo-, a la vez que amplió la
lucha por la vivienda a más familias, desembocando en la construcción de un
espacio de unidad entre las organizaciones involucradas en aquellas luchas.
Esta participación fue bisagra en la historia del
Centro Cultural. Desde ese entonces el debate acerca del papel político del
centro cultural desembocó en la decisión de dar un salto cualitativo: el pasaje
de un espacio de articulación, a la conformación de un movimiento social y
político. Así, nace el Movimiento 15 de enero, de reconocida trayectoria
en nuestra ciudad, cuya agenda se expresa en la “Caravana por la Recuperación
de la Tierra y la Vivienda Digna” que sale a la calle anualmente el día 15 de
enero y, a la cual, se suma la lucha por Trabajo Digno.
Analizar la
problemática de la vivienda conduce, inevitablemente, a detener la mirada sobre
las modalidades y los insumos utilizados en la edificación de la misma. A poco
andar se descubre que detrás de la difundida y ansiada casa de ladrillo, cal y
cemento, se oculta una trama de intereses empresariales y financieros ligados
al mercado que invisibiliza cualquier opción alternativa como lo es, por
ejemplo, la bioconstrucción: un cambio total de paradigma cultural en
materia de construcción que incorpora aspectos ecológicos y el bien común, a la
vez que propone la construcción responsable con técnicas apropiadas y
materiales naturales: tierra, paja, madera, entre otros. Recuperando este saber
popular –y ancestral-, en un contexto de cuestionamiento al modelo único de
vivienda que el sistema nos impone, es que el América Libre toma la posta y el
desafío de incidir y promover un cambio cultural al respecto. Para llevar
adelante esta política, entre otras iniciativas, se decide construir con la
técnica de quincha (madera, barro, paja y ladrillos pet), en jornadas de trabajo
colectivo y abierto a la comunidad, las dos paredes del Centro Cultural que
asoman por la calle 20 de septiembre.
La convicción de que acabar con la dependencia
económica de nuestro país, con las desigualdades y las injusticias que sufre
nuestro pueblo dentro del sistema capitalista sólo será posible con la
unificación del campo popular y con la acción en todos los frentes, entre
ellos, el cultural, generó un nuevo compromiso político y expandió el
horizonte. A partir de un proceso de nutridos y enriquecedores debates,
decidimos, a finales de 2013, participar de la fundación del Movimiento
Popular PATRIA GRANDE. Una nueva
organización nacional, identificada con las tradiciones latinoamericanas, de
luchas por la liberación popular, que impulsa la unidad de la izquierda popular
cuyo horizonte es la construcción del poder del pueblo hacia el socialismo del
Siglo XXI. Con esta
visión de amplitud popular es que orientamos nuestras actividades.
Además del
teatro, la educación y las artes plásticas, otras expresiones culturales tienen
lugar en el Centro Cultural. La Milonga del Pueblo por ejemplo, que nació al
calor de aquel primer entusiasmo, cumple sus 8 años el próximo diciembre; la
peña Levantando Polvareda, sintetiza las expresiones genuinas de nuestra música
y danzas populares; el grupo de danzas “La Kosteki” nos representa en el ciclo
de Danza por la Identidad; actividades circenses también de larga data y cuyos
primeros intérpretes fueron quienes aportaron sus ganas para acondicionar el
lugar que hoy sigue llamándose “El Palomar”, un espacio de 100 metros cuadrados
que a fuerza de abandono se había convertido en un gran nido y cementerio de
palomas. Esa gigante tarea de recuperación se fue completando, tiempo después,
con el piso de cerámicos que aportó FasinPat, una de las primeras experiencias
de fábricas recuperadas, gestionada por sus trabajadores. Más acá, en el 2013,
llegó el tiempo de recambio del techo, cientos de metros que las granizadas de
ese año terminaron de destruir.
Todas estas
iniciativas, que demandaban gran esfuerzo, mucho tiempo y bastante dinero, se
hicieron realidad porque en ellas se materializaron los principios de
solidaridad, trabajo colectivo, compañerismo, autogestión, valores que expresan
nuestra propuesta cultural, alternativa al modelo dominante basado
fundamentalmente en la lógica de mercado y el individualismo. Estas iniciativas
fueron factibles, porque mucha gente que comparte y se identifica con nuestra
propuesta, visibiliza que una cultura popular centrada en el ser humano y no en
el consumo es posible y, esta convicción la impulsa a participar en las
actividades y a comprometerse con el Centro Cultural América Libre .
En síntesis,
durante el primer año del Centro Cultural América Libre sentamos las bases y
fortalecimos la convicción del rol central que le cabía en nuestra ciudad; hoy,
el desafío es aún mayor. Apostamos y luchamos por la transformación social con
iniciativas de carácter local, regional y nacional. Proponemos y
trabajamos en pos de la construcción de un país afianzado en los principios de
justicia social, soberanía popular e independencia nacional. Hace ya 8 años que
trabajamos en eso, la tarea está asumida pero el compromiso y el desafío
necesariamente es colectivo.
Larga vida al América Libre!
Larga vida al América Libre!
No hay comentarios:
Publicar un comentario